El Bilioverano se clausuraba en la tarde de ayer con el cuentacuentos de Roberto Mezquita ‘Pompomperá’, una divertida actividad que enganchaba desde el primer momento a los niños y niñas lectores que, boquiabiertos, seguían las historias narradas por este escritor. Con humor, música y sorpresas, la actividad servía de punto y final a un verano cargado de lectura y premios, ya que los que superaban los seis libros de la guía recomendada han conseguido una camiseta, cortesía de la Diputación de Ciudad Real, y con el diseño que aportan todos los Ayuntamientos participantes en esta iniciativa, quienes financian y promueven el Biblioverano.
Candi Sevilla y Beatriz Labián se sumaban a esta jornada en la que “ha sido magnífico que los niños y niñas hayan sacado sus emociones”, señalaba el concejal de Biblioteca, Candi Sevilla. Con la decisión segura de que “repetiremos el año que viene, porque es muy interesante”, agradecía a los menores, pero también a las familias, que hayan disfrutado de un ocio diferente alejado de las pantallas y sujetos a la magia de los libros, “de donde, además, han podido sacar sus emociones”.
El cuentacuentos también provocó tristeza entre los jóvenes participantes, “porque se despiden de la actividad, se acaba el verano y empieza el colegio”, recordaba Sevilla. Sin embargo, aunque el Biblioverano termina, ya se está trabajando en las Jornadas de Animación a la Lectura, que todos los años se organizan en Manzanares junto a los centro de enseñanza, y donde también habrá actividades similares a la organizada en la tarde de ayer.
Roberto Mezquita, el maestro de ceremonias, ponía en valor esta propuesta en la que, a través de cuentos, se han trabajado las emociones, “y se va amplificar todo con el emocionario que conlleva estar cara a cara en el cuentacuentos”. Gracias a objetos curiosos, efectos sonoros, e incluso un acordeón, grandes y pequeños se quedaron absortos durante toda la sesión, objetivo que ya se había marcado este profesional de la narración.
Los sentimientos de los participantes salieron a flor de piel desde el primer minuto de la actividad, “todo es posible, incluso que alguno acabe llorando porque viven su propia historia”. No obstante, la participación, el conseguir hacerles reír y entusiasmarse, primaron frente a todo lo demás. Todo ello entronca con el imaginario de los niños y niñas, “que se está perdiendo en la actualidad porque la sociedad va por otro lado, y nos olvidamos de la magia, que ellos siguen necesitando”, reivindicaba Mezquita, que con su ‘Pompomperá’ logró que se olvidaran de móviles, videoconsolas y ordenadores durante un buen rato.