El médico manzanareño Pedro Villarroel González-Elipe, coordinador de urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, pregonará las fiestas patronales 2020 en honor a Nuestro Padre Jesús del Perdón, según anunció hace unos días la hermandad del patrón de Manzanares. Gran aficionado a la historia local, considera que Jesús del Perdón tiene gran simbolismo emocional para los manzanareños.
La evolución de la COVID-19 determinará cuándo, dónde y cómo será el pregón en honor a Nuestro Padre Jesús del Perdón con motivo de los actos que su hermandad organizará en las fiestas patronales de Manzanares. A falta de esas confirmaciones, la hermandad del patrón ha confiado la responsabilidad del pregón en Pedro Villarroel González-Elipe, doctor en medicina y coordinador del servicio de urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que además es gran aficionado a la escritura, la historia, los viajes “y un enamorado de su Manzanares natal”, según anunció hace unos días.
En el programa ‘Entre fases’, de Manzanares10TV, el doctor Villarroel reconoció, tras la sorpresa inicial, que este encargo “es un honor y un placer” que no esperaba. Considera que Jesús del Perdón es todo un símbolo “con suficiente historia y episodios que justifican de sobra su patronazgo”, con una carga emocional para cualquier persona de Manzanares, independientemente de sus creencias.
Aunque aún queda tiempo hasta que pueda celebrarse el pregón a finales de agosto o primeros de septiembre, Pedro Villarroel ya tiene ideas en mente. Se decanta, dada su afición por la historia local, por hacer un repaso de episodios históricos relevantes de Manzanares y de Nuestro Padre Jesús del Perdón.
El doctor Villarroel salió de Manzanares con 17 años en 1972 para estudiar medicina, pero sigue manteniendo vínculos con su ciudad, fortalecidos ahora con las redes sociales y con su actividad bloguera en la que repasa la historia de la ciudad desde la curiosa perspectiva de un periodista que visita Manzanares en 1912. Esos episodios los relata en el blog de Manuel Díaz-Pinés, hijo de quien fue uno de sus grandes referentes, Melchor Díaz-Pinés, que despertó en Villarroel su afición por la historia local y por el periodismo, aunque finalmente le pudo más su interés por el ser humano y se decantó por la medicina.
A lo largo de cuatro décadas de trayectoria profesional en el Clínico San Carlos, uno de los hospitales públicos más importantes de Madrid, Villarroel ha vivido momentos como la intoxicación de la colza en 1981, los atentados del 11-M o el inicio de la pandemia del Sida, en la que reconoce que había más incertidumbre que ahora con la COVID-19.
“Este caso ha sido abrumador por tamaño y desborde”, afirmaba el doctor Villarroel en Manzanares10TV, donde dijo que las dos últimas semanas de marzo y la primera de abril fueron “tremendas” y “muy impactantes”, con una sensación de alubión de pacientes que podía desbordar las posibilidades de los hospitales. De hecho, el Clínico San Carlos ocupó sus casi mil camas con pacientes COVID a primeros de abril y llegó a tener a 115 pacientes en la UVI con respidadores.
De esos momentos resalta lo enriquecedor que resultó ver cómo los profesionales de otros servicios se volcaron con las urgencias “para controlar lo que parecía incontrolable”. Por ello, cuando en la segunda semana de abril, gracias al confinamiento, vieron que descendían los casos “fue como ver la luz y percibir que se podía ganar” a una situación jamás vivida.
Pedro Villarroel es optimista pero apela a la paciencia, a las medidas de distanciamiento y a la mascarilla. Cree que el calor va a ayudar a mitigar la agresividad de un virus del que queda un remanente y que, aparentemente, produce síntomas más leves. Por ello estima que en 3-4 semanas se podrían llegar a parar los contagios.
Y aunque está por ver si el invierno puede traer nuevos brotes, el doctor Villarroel, haciendo gala de su optimismo, piensa que pueda ocurrir como con los brotes de anteriores coronavirus de hace unos años. “Pensemos que sea igual, que llegarán la normalidad y los abrazos”, concluyó.