El CEIP Altagracia está desarrollando durante el presente curso el proyecto Erasmus+ KA101 denominado ‘Todos podemos aprender’. Gracias al mismo, con el objetivo de mejorar la calidad de la enseñanza compartiendo experiencias con diferentes países europeos, profesionales del colegio viajarán a un total de seis países.
La situación actual de pandemia no paraliza proyectos europeos de mejora de la educación como el Erasmus+ KA101 que solicitó el colegio Altagracia de Manzanares y que le autorizaron el pasado verano. Gracias al mismo, once profesionales del centro podrán hacer cursos estructurados de aprendizaje y periodos de observación en centros educativos de Polonia, Islandia, Bulgaria, Italia, Hungría y Noruega.
“Es un programa que pretende la mejora de la calidad de la enseñanza en Educación Infantil, Primaria y Secundaria en centros educativos de toda Europa. Para ello, proporciona movilidades para el personal de los colegios cuya finalidad es desarrollar una experiencia de aprendizaje profesional en diferentes países europeos”, explica Isabel Cuenca, directora del CEIP Altagracia.
A través de la formación del profesorado, este proyecto pretende desarrollar innovadoras formas de enseñar en diferentes espacios y lugares que favorezcan la inclusión educativa de todo el alumnado. Inclusión y motivación son algunos de sus principales objetivos. También se pretende mejorar la competencia digital, beneficiar el uso de herramientas STEAM, promover el desarrollo de la inteligencia emocional y la igualdad de oportunidades. Con el desarrollo de este programa, según la profesora Gema Sánchez-Migallón, “se quiere proporcionar una dimensión europea al colegio, mejorando la competencia lingüística en inglés y creando lazos y acuerdos de cooperación entre centros escolares europeos”.
Para coordinar las actividades a desarrollar en este proyecto, el colegio Altagracia ha creado el ‘Equipo Erasmus’, integrado por maestras y personal de diversos niveles y especialidades, desde Educación Infantil hasta sexto de Primaria. Se incluyen una auxiliar técnica educativa, maestras de inglés, de educación física y de religión, una tutoras de Primaria, una maestra de Pedagogía Terapéutica y la directora del centro.
Para el profesorado inmerso en el proyecto, es fundamental la formación permanente para llevar a cabo una buena acción docente. “Todo ello nos llevará a facilitar el desarrollo integral de nuestro alumnado”, señala Asun Alcaide, otra de las componentes del ‘Equipo Erasmus+’ del centro. Otro aspecto clave del proyecto es la implicación en las actividades de toda la comunidad educativa: profesorado, alumnado, familias, administraciones locales y regionales.
Al proyecto tampoco le falta un original logo que identifica claramente sus objetivos. Se le encargó a Candy Iguiño Barragán (Creandyy), una creadora muy reconocida en redes sociales, que no dudó en colaborar y que captó la esencia del proyecto, por lo que su coordinadora, Ana León Álvarez, le agradece su trabajo altruista.
Desde que comenzó el curso, en el colegio Altagracia se han sucedido actividades específicas para dar visibilidad a este proyecto europeo, que también cuenta con página web y redes sociales. La más visual es un mural en el ‘Corner Erasmus+’, con información, un gran mapa de Europa donde se destacan los países participantes y una sección que informa de las actividades que se realizan.
La primera fue una saludable y divertida forma de descubrir los rincones de Manzanares, ‘Active hacking’, mientras se hace educación física. Su profesora, María José Sánchez de la Serrana, también destacó la participación en la XX Semana Europea de la Ciencia y la conmemoración en noviembre del día internacional contra la violencia de género.
El proyecto tenía que haber comenzado en junio de 2020 con varias movilidades a algunos países, pero la pandemia ha obligado a aplazarlas. Se espera que, si la situación sanitaria lo permite, esas visitas se hagan el próximo verano.
Todo el equipo ‘Erasmus’ del colegio Altagracia tiene mucha ilusión con este proyecto cuyo objetivo común exige un trabajo conjunto que repercuta en el alumnado gracias a una visión amplia de la educación inclusiva. “Es una magnífica oportunidad para hacerlo, de trabajar unidos para que las barreras se conviertan en cadenas de unión que sumen como sociedad. No se trata de tener derecho a ser iguales, sino a tener igual derecho a ser diferentes”, añade Lucía Soriano, otra de las participantes en el proyecto.