El Manzanares CF, con un hombre menos, logró este domingo a mediodía una meritoria victoria por 2-1 ante la UD Carrión gracias al doblete de Pablo de Haro. El partido estuvo marcado por el pésimo arbitraje de Ortega López y de sus auxiliares. Tuvieron importantes errores, expulsaron a las primeras de cambio al técnico local, Javier Bermúdez, y acribillaron con tarjetas a los dos equipos.
El Manzanares sufrió el huracán tarjetero en la primera parte y el Carrión en la segunda. Sin embargo, el mal arbitraje perjudicó más a los locales, que quedaron con diez a los 58 minutos de partido por doble amarilla a Carlos Ramos, mientras que el visitante Carlos Arroyo fue expulsado en el añadido final.
El técnico vasco del Manzanares también sufrió en primera persona el mal arbitraje de Ortega López. Javier Bermúdez se enfadó muchísimo y fue sacado del terreno de juego por sus propios jugadores ya que vio la roja sin decirle nada al colegiado.
El partido comenzó muy bien para los locales, que a los tres minutos se adelantaron cuando Pablo de Haro cabeceó en el segundo palo un buen servicio de Adri desde la derecha. Pero a los dos minutos llegó la igualada por parte del exmanzanareño Carlos Arroyo en posible fuera de juego. Eso desquició a los locales, que tuvieron que trabajar mucho para sacar adelante el partido y refrendar el punto conseguido en Tomelloso.
Y es que en el primer tiempo, con el empate y con los continuos errores de apreciación del árbitro y sus jueces de línea, hubo poco juego, aunque a Adri le dio tiempo de estrellar un balón al larguero visitante en el minuto 15 y Carlos Ramos cabeceó un saque de esquina a la cruceta en el 33. El Carrión, plagado de ex del Manzanares como Candi, Juanpe, Jesute, Javi Moreno, Buitrago y el propio Arroyo, se dedicó a parar el juego.
En el segundo tiempo, tras expulsar a Carlos Ramos para el Manzanares, los locales lograron el 2-1 gracias al acierto de Pablo de Haro al cuarto de hora de la reanudación. En la media hora restante, Julio no consiguió remachar ni en el 65 ni en el 84. El Carrión dio un paso adelante con la superioridad numérica y en el 86 pudo hacer el empate de no ser por Mamadou, bien situado bajo palos.
Al final, el público ovacionó a los suyos y despidió con una sonora pitada a los árbitros, protagonistas de un partido que solo complicaron ellos con sus clamorosos errores, más pendientes de lo que decía la grada que de seguir el juego y aplicar el reglamento. No demostraron nivel para esta categoría.