En una lluviosa tarde, numeroso público asistió el viernes a la Casa de Cultura ‘Rafael Zárate Molero’ para disfrutar del espectáculo cultural ‘Música y embrujo’. El acto, organizado por el Centro de Mayores de Manzanares, se enmarca dentro de su programa de envejecimiento activo y reunió sobre el escenario al violinista Sergio Garcelán, el grupo VersionArte y el bailaor flamenco Alejandro Villarino.
El Centro de Mayores de Manzanares volvió a demostrar el pasado viernes su gran poder de convocatoria en todas las actividades que pone en marcha. Y es que la lluvia no impidió que más de 170 personas se acercaran hasta la Casa de Cultura ‘Rafael Zárate Molero’ para asistir al espectáculo ‘Música y embrujo’, una de las más de 100 propuestas que anualmente desarrolla este centro.
Tal y como explicó su directora, Beatriz Esteban, esta iniciativa se enmarca dentro del programa de envejecimiento activo. Los beneficios de este tipo de actividades son múltiples. Más allá del enriquecimiento y el disfrute, permiten que sus participantes salgan de casa, se relacionen entre sí, logrando de esta manera, “combatir la soledad no deseada”.
La demanda por parte de los socios y socias, según aseguran desde el centro, es “constante y muy alta”; de hecho, la mayoría de propuestas presentan lista de espera. En el marco del programa de envejecimiento activo se ofrece una amplia variedad de talleres como baile en línea y pilates, memoria, optimismo inteligente, coro, ajedrez o manualidades, entre otros. Un diverso catálogo que es posible, también, gracias a la colaboración del Consejo de Mayores. Su presidenta, Paqui Serrano-Cabrero, agradeció la respuesta de los y las asistentes y, asimismo, el apoyo del Ayuntamiento de Manzanares, que estuvo representado por las concejalas Prado Zúñiga y Gemma de la Fuente.
Y, para deleitar a los sentidos, ‘Música y embrujo’ fue un espectáculo que contó con los mejores ingredientes: VersionArte, que ofreció una vez más ‘covers’ cargadas de gusto, delicadeza y sensibilidad; el acompañamiento al violín de Sergio Garcelán, virtuoso y primer violinista de la orquesta del Conservatorio de Ciudad Real; y el bailaor flamenco Alejandro Villarino, que puso los vellos de punta con su magistral manejo del mantón.
