Casa de acogida

Basida comunica que no realiza cuestaciones, colectas o venta de productos

Ante la presencia de personas que, haciéndose pasar por miembros de esta ONG, recaudan dinero o productos

La asociación Basida, que tiene una casa de acogida en Manzanares, aclara que esta entidad no realiza cuestaciones, colectas o venta de productos a domicilio. Lo ha hecho a través de un comunicado en el que publica esta aclaración tras constatarse la presencia de personas que, haciéndose pasar por miembros de esta ONG, recaudan dinero o productos que nunca llegan a Basida.

Basida aclara que nunca, y bajo ninguna circunstancia, ha utilizado las cuestaciones, colectas o venta de productos a domicilio como métodos para la recaudación de fondos para la financiación de sus proyectos y actividades. Por ello, deja claro que las personas que están realizando estas actividades en nombre de Basida “nada tienen que ver con nuestra entidad y desconocemos totalmente a quienes representan”, añade el comunicado.

La asociación recuerda que para solicitar la colaboración ciudadana en la realización de cualquier proyecto o actividad que quiera llevar a cabo “utiliza sus canales de comunicación oficiales”, como son su página web o redes sociales como Facebook e Instagram.

Por último, Basida agradece “a tantas personas, instituciones y colectivos” que a lo largo de sus 30 años de funcionamiento han colaborado con la entidad y han hecho posible que Basida siga adelante.

Basida es una asociación de carácter benéfico y asistencial, sin ánimo de lucro y declarada de utilidad pública. Su objetivo general es la acogida y atención gratuita, desde un punto de vista biopsicosocial, de personas con graves problemáticas sociosanitarias, que se encuentren en situación de exclusión social, proporcionándoles una atención integral, personalizada e interdisciplinar y una asistencia basada en la calidad.

Nació en 1989 para dar respuesta al grave problema que la enfermedad del SIDA planteaba en ese momento. En 1990 puso en marcha su casa de acogida de Aranjuez (Madrid), a la que siguió en 1995 la de Manzanares (Ciudad Real) y en 1996 la residencia hospitalaria de enfermos terminales en Navahondilla (Ávila).

Actualmente, el perfil de las personas atendidas en sus casas de acogida se ha diversificado con enfermos crónicos, personas con problemas de adicción - principalmente a alcohol, cocaína y cánnabis- personas mayores con demencias y enfermedades crónicas que requieren unos cuidados especializados y continuados que sus familias no les pueden prestar, ex reclusos en situación de libertad condicional por enfermedad grave e incurable y familias en situación de vulnerabilidad o exclusión social.