Las vacaciones para los estudiantes duran prácticamente tres meses, periodo que aprovechan para disfrutar de un merecido descanso. Pero es importate que los jóvenes también dediquen parte de su tiempo a preparar el próximo curso. De esta forma, la vuelta al cole en septiembre será más llevadera.
Desde septiembre a junio, los estudiantes trabajan duro para lograr cumplir con su cometido: aprobar todas las asignaturas. Por eso obtienen su recompensa durante el verano, con mucho tiempo libre por delante que ocupar en todas esas actividades de ocio que durante el curso son más difíciles de realizar. Aunque no deberían descuidarse y, al igual que ejercitan el cuerpo practicando deportes, también deberían hacerlo con la mente. “Recomendamos que los primeros días abandonen totalmente la acticidad escolar, ya que las últimas semanas de curso son bastante fuertes con los exámenes finales. De igual manera, también es recomendable que durante el verano vayan incorporando tareas que les sirvan de repaso. Es decir, no abandonar totalmente los estudios para que tengan una mente más activa”, explica Carlos Calero, profesor en Academia Calire.
Es por ello que muchos alumnos optan por apuntarse en verano a clases de apoyo. “Muchas veces son los padres los que deciden si sus hijos vienen o no, aunque ellos también tienen interiorizado que es algo beneficioso. Es una forma que tienen para repasar y que el próximo curso les cueste menos regresar a las aulas”, apunta Irene Lozano, profesora en Academia Calire.
Las nuevas tecnologías pueden jugar un papel fundamental en este cometido de seguir estudiando durante el periodo estival. Muchas veces demonizados, los dispositivos electrónicos se convierten en aliados “porque el uso de imágenes y sonidos favorecen que estas actividades sean vistas como un juego”. Además, “es una forma de motivarlos utilizando herramientas más allá del papel y el bolígrafo, como los móviles o las tablets”.
También los padres pueden colaborar en esta misión. Por ejemplo, implicándose para que los viajes a los destinos vacacionales sean entretenidos y la temida pregunta de “¿cuánto falta para llegar?” aparezca lo más tarde posible. “Se puede utilizar el entorno para repasar materias. Por ejemplo, servirse de los números de las matrículas de los vehículos para hacer cálculo mental o inventarse palabras en base a sus letras”, detalla Calero, que recuerda que el verano es un momento excelente para que los estudiantes le dediquen tiempo a la lectura. “Hay que animar a que los chicos y chicas de todas las edades lean. Para ello es importante llevarles a las librerías o a las bibliotecas públicas y dejarles que elijan libremente sus lecturas preferidas”.
El temido paso del colegio al instituto
Mantener la mente activa durante el verano también ayuda a soportar el drástico cambio que experimentan los alumnos de primaria que abandonan el colegio para comenzar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto. “Es un cambio muy grande para ellos. Les da miedo porque cambian de centro, de compañeros, de profesores... Por eso, hacer un repaso previo durante el verano de las materias que se van a impartir en el nuevo curso les es beneficioso y llegan más relajados”, indica Lozano.