Frente a la tendencia de los jóvenes de marcharse al extranjero o buscar una oportunidad laboral en las grandes ciudades, están quienes buscan la tranquilidad y las oportunidades estables que ofrecen sus municipios natales. Es el caso actual del artista Jorge Camacho, que vuelve a Manzanares para comenzar una nueva etapa.
La vena artística le nació de la propia inquietud de superarse a sí mismo, y superar a su padre, quién dibujaba retratos que su madre opinaba que no se parecían al personaje original. Como reto, empezó a superarse y ahora es una de las técnicas con las que más consigue transmitir.
La calidad de este artista manzanareño ha sido algo que se ha curtido desde bien pequeño; sólo con 2 años ya dibujaba en un cuadernillo que le regalaron, y en el colegio se hacían notar sus dibujos.
En la actualidad su especialidad se encuentra en el mundo digital, pero el boli y el papel es también seña de identidad.
Como referentes artísticos cuenta con la curiosidad de Leonardo Da Vinci o la técnica a boli de Juan Francisco Casa, aunque como todos los artistas ha pasado etapas de aprendizaje en las que también ha dibujado bodegones o hasta su propia versión de La Gioconda. Lo que tienen en común todos ellos, es el sentimiento de inquietud inicial y vacío final que le dejan.
Aunque su arte es innato, la formación profesional y sus inicios con artistas manzanareños también le han marcado.
Entre sus deseos más inmediatos se encuentra poder realizar una exposición en el futuro.