En los últimos años, otra de las citas de feria ineludibles para los más jóvenes de la casa ha sido el tobogán acuático hinchable de cien metros de longitud. El sábado volvió a desplegarse en una de las pendientes del puente que une los barrios de la Alamedilla y la Divina Pastora para hacer las delicias tanto de los peques como de los grandes.
La brisa que suavizó las altas temperaturas en la mañana del sábado impidió que se instalaran carpas que dieran sombra junto al gran tobogán acuático instalado en el puente situado al lado del complejo de pádel ‘La Sede’, pero no fue impedimento para que niños y niñas, y también papis y mamis, disfrutaran de este divertido y refrescante descenso sobre un flotador que culminaba en un baño de espuma.
Muchos no dudaron en volver a hacer cola para lanzarse más de una vez por esta atracción que, en un pueblo tan llano como Manzanares, tiene que buscar una pendiente artificial como la de este puente. Aunque no muy pronunciada, con la ayuda de agua y jabón, fue suficiente un año más para pasar un buen rato.